Desde la antigüedad, más específicamente desde la Grecia clásica, la importancia de la educación como formación del individuo ha apuntado a un desarrollo en cuestiones de moral y ética. Del mismo modo, la educación del cuerpo, el desarrollo y la contemplación de la belleza fueron parte fundamental del crecimiento integral de los ciudadanos de la polis.
Hoy por hoy, aunque la ética y la moral occidental ya no se enseñan directamente de forma laica en las instituciones educativas, la religión cumple la tarea al respecto. Además, la admiración de la belleza ha ganado relevancia significativa en la cultura popular, sobre todo, la adoración de la belleza femenina.
Esta tradición proviene desde la misma Grecia y su particular perspectiva sobre las musas y las esculturas.
Aunque el concepto de belleza cambia con el pasar de los años, más bien muta levemente, y cada etnia sobre la Tierra tiene su propio concepto al respecto, en Occidente la belleza sigue ciertos lineamientos que tienen que ver con salud, tanto mental como física, inteligencia y, por supuesto, un aspecto etéreo que en ocasiones se asemeja con el alma.
En cuanto a esto, la salud femenina, como fomenta motiva.health, es un eslabón más que importante, y la educación también juega un papel relevante al respecto. Educar para buscar, comprender y resaltar la belleza es un aspecto que debería potenciarse en las instituciones educativas, así como en la familia, en la cultura y, sobre todo, a través del arte.
La educación artística, la filosofía y hasta el pensamiento científico deberían resaltar la importancia de una visión que integre lo bello como parte fundamental del ser y de la acción humana.
Además, promover la admiración, tanto de la belleza femenina como masculina y de los diferentes géneros, asimismo del arte, la escritura, la música y cada una de las expresiones del carácter humano.